Porque no nos ha dado Dios un espÃritu de cobardÃa, sino de poder, de amor y de dominio propio.
(2 Timoteo 1:7)
El miedo es una de las armas más utilizadas por el enemigo para paralizar a los hijos de Dios. Con el miedo, intenta hacernos olvidar quiénes somos y a quién pertenecemos. Pero la fe es la clave que nos conecta con el valor que viene del Señor. Cuando confiamos en Dios, el miedo pierde su poder.
Uno de los mayores ejemplos de esto es David cuando se enfrentó a Goliat. Mientras todos los guerreros de Israel estaban dominados por el miedo, David, un joven pastor, tenÃa fe en Dios Todopoderoso. Él no miró el tamaño del gigante, sino el tamaño de su Dios. Con una piedra sencilla y un corazón lleno de confianza, derrotó al enemigo.
Otro ejemplo es Pedro caminando sobre el agua. En ese momento sus ojos estaban fijos en Jesús, que caminaba sobre las olas. Pero cuando el miedo se apoderó de él y miró al viento, empezó a hundirse. Esto demuestra que la fe nos sostiene, pero el miedo nos hunde.
Incluso ante diagnósticos, crisis o incertidumbres, recuerda: Dios está contigo. Como el Señor le dijo a Josué: «Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo a dondequiera que vayas.» (Josué 1:9).
Nutre tu fe con la Palabra, con la oración y con la alabanza. Cuando la fe crece, el miedo se debilita. No fuiste creado para vivir paralizado, sino para seguir adelante con valentÃa. ¡Tu fe puede y vencerá todo miedo! ConfÃa en Dios, él nunca falla.
Vence el miedo con tu fe
- Mira a Dios, no al problema: mantén tus ojos puestos en el Señor, tal como lo hizo David. Concéntrate en el poder de Dios, no en el tamaño del desafÃo.
- Alimenta tu fe diariamente: lee la Palabra, ora y alaba. La fe es como un músculo: cuanto más la ejercitas, más crece y se fortalece.
- No estás solo: Dios ha prometido estar contigo en todo momento. ConfÃa en esta presencia constante y camina con valentÃa, incluso cuando las circunstancias intenten decirte lo contrario.
Para orar:
Señor, fortalece mi fe para que yo no me deje vencer por el miedo. Ayúdame a confiar en ti en todo momento, recordando que siempre estás conmigo. GuÃa mis pasos con valentÃa y paz. Amén.